EL COLUMNISTA
La Hermana Rosa se convierte en bilardista
Roberto Fontanarrosa ESPECIAL PARA CLARIN
El jugador propone y la pelota dispone. Llega el centro de Riquelme, saltan mil, hay cien rebotes y la pelota, como siempre, elige a Crespo. La podría haber sacado cualquiera, hubiera podido rematar al arco más de uno pero, la pelota, como siempre, eligió a Crespo. Se insiste en ponderar el olfato del goleador, en elogiar la virtud de estar en el lugar correcto en el momento exacto. Pero no crea en esto, amigo lector, es la pelota la que decide, es ella la que elige, la que tiene preferencias. Después de todo, es mujer, y las mujeres nos hacen creer que somos nosotros los que decidimos cuando, decididamente, las que deciden son ellas. Seguramente, esta Teamgeist ya lo había estado mirando a Crespo durante los himnos.
El viernes, el portero del edificio es el único que no se asombra ante el impresionante golazo de Frings, cuarto del equipo alemán. A la salida de un tiro libre, cuando todos nos preguntamos para qué mandan a cabecear a la pareja de centrales si van a tocarla al costado, este muchacho Frings saca un derechazo colosal y la clava en un ángulo. Se nota que en las prácticas debe meterla.
Don Aldo, el portero, también ha sido portero de fútbol en sus años mozos (fue mozo del restaurant Wembley durante mucho tiempo) y ahora se queja amargamente. "La persecución a los arqueros —asegura— es mayor que la persecución que actualmente sufren los fumadores. No sé qué hubiera sido de mí en aquellas épocas cuando atajaba fumando.
La pelota es cada vez más liviana y movediza. Ya vi un programa de televisión donde se anuncia que, para el próximo Mundial, la pelota transpirará un líquido jabonoso que contendrá en la cámara. Será más liviana aún y su forma será algo ovoide, como para que describa parábolas en el aire. De allí -concluye, indignado Don Aldo— a exigir que los arqueros atajen con una venda en los ojos hay un solo paso".Otro que se muestra molesto pese al resultado favorable es el filósofo, psicólogo y cosmetólogo matriculado Juan José Serenelli (Jota Jota, el Yaya Serenelli). El objeto de su molestia es, ahora, el avance tecnológico. Despotrica contra la posibilidad que brinda, hoy por hoy, la televisión moderna, ofreciendo a los espectadores la chance de cambiar, desde la propia casa, el enfoque de las numerosas cámaras."¿Por qué no trabajan ellos? —argumenta— ¿Por qué yo, que podría disfrutar de todos los beneficios del espectador, tengo que meterme en esos problemas y afrontar esa responsabilidad? ¿Cuánto gana, me pregunto, un director de cámaras alemán, y a título de qué tendría que hacer yo este trabajo gratuitamente?".Las dos primeras jornadas del Mundial dejan un puñado de comentarios en nuestra subsede. Veridiana, la asistente de la Hermana Rosa, enamorada de Horacio Elizondo, prefiere que sea éste quien llegue a la final y no Argentina. Ya que si Elizondo está el día decisivo será porque Argentina ha quedado eliminada antes. El Porra, barrabrava pasando por un mal momento, con un agudo sentido cromático, asegura que Polonia y Trinidad y Tobago hubiesen podido jugar sin las camisetas, como en los campitos en el verano.La Hermana Rosa llega emperifollada y aparatosa como una fragata. El acierto de su pronóstico ha sido, una vez más, parcial. Acertó en que Argentina ganaría convirtiendo dos goles, pero sus dotes de vidente fallaron en los nombres de los goleadores y no previeron el gol de Drogba. Ella, insoportable, desestima las críticas. "Lo único que importa es el resultado", clama, inesperadamente bilardista.
