2006-08-01

TERCERA FECHA DEL TORNEO DE CLAUSURA

Que los grande de Chile no hayan podido ganar en sus respectivos encuentros en la tercera fecha del Clausura parece casualidad del destino, al menos si creemos en el qué dirán.
¿Casualidad? Cada día somos testigos que este juego subjetivo y pellorizado por la ciencia, se asemeja más al estudio cuántico. ¿Porqué?. Entre ensayo y error Huachipato le tomó la mano a la Universidad de Chile y se impuso por 2 a cero. Sin aspavientos, portadas de diarios ni llamados al jolgorio. Pinino Mas, Juan Gonzalo Lorca, la liebre Riveros y el argentino Ruíz fueron más importantes que la necesidad de los futbolistas azules de llevarse la quiebra al bolsillo o al menos dejarla fuera de la cancha. Los de la Usina aprendieron la lección y Arturo Salah desplegó su longeva teoría de 2 ordenadas líneas de cuatro sin necesidad de apurar el tranco, ni menos pensar en que enfrente tenía a un equipo llamado por su espíritu, mística, e historia a ser protagonista del torneo.
O´Higgins de Rancagua llegó, ahora sí, con la firme intension de ser tomados en cuenta por su juego más que por la vestimenta de su técnico, Jorge Garcés. Lo logró y por más que Pellicer y sus dirigidos lamenten los tiros en los palos, Meneses, el Nico Diez y Marco Olea fueron efectivos en retener, asustar y golpear a los cruzados donde más les duele: las pelotas detenidas. Eso es trabajo, constancia y disposición táctica. Con frío cordillerano y sin Canío ni el venezolano Maldonado, que traían buenos antecedentes, pudieron complicar en demasía, a pesar del 1 a cero de la victoria rancagüina. Jorge Garcés mandó a la cancha lo que mejor entendió del mundial, por lo menos eso quedó en evidencia. A veces con mediocampistas que hacían dobles funciones, con carrileros que llegaban al ida y vuelta y casi sin conocer al diez clásico. ¿Y Pellicer?, parece desacomodado. Sus jugadores aún más, porque intenta proponer un esquema que él mismo desechó la temporada pasada por no tener los intérpretes requeridos. Hoy Católica juega con 2 líneas de 4. Ya no se habla de las bandas, ni la subida de Eros Pérez y el centro al Polo Quinteros, que ya no está. Se habla del orden, de preparar la jugada y este sábado eso no resultó.
Colo Colo, que perdió 3 a cero en Viña del Mar, parece nostálgico y dependiente de la genialidad de un opaco Matías Fernández. Sin el Mago Valdivia, los albos parecen hasta menos atractivos y más predecibles. Sánchez no se entiende con Suazo, porque cuando Suazo hace una de más el niño maravilla esperaba el toque de primera y viceversa. Gonzalo Fierro a pesar que es de las mejores figuras, en estos 2 partidos, destaca por su propio ímpetu y "nivel selección" más que por lo colectivo que lo caracterizó en el primer torneo. Everton, en tanto, con el cabezón Espina demostró lo mismo que el argentino hacía en la cancha: Astucia, orden y pinceladas de talento en los momentos precisos. Porque Braulio Leal confirmó sus dotes de creador en un esquema donde hoy la 10 la utiliza quien juega en el mediocampo. Joel Estay entre rebote y descoordinación se llevó como quiso a Luis Mena y Menginhi cabeceó mejor que Henríquez y CIA.
Una vez más ante las derrotas se aducen explicaciones conocidas, pero enarboladas por la contingencia: "Recién nos estamos adaptando, tenemos un plantel que afiatar". Si para definir a un equipo grande, a uno que siempre debe pelear, el tiempo escasea y la premura urge en hinchas, futbolistas, técnicos y dirigentes. Que los equipos grandes de Chile no ganaran en la tercera fecha del clausura era predecible. Porque se han preocupado más de los que llegan y del sueldo descontado en porcentaje, en vez que estar en el laboratorio de césped como ya lo hacen Puerto Montt, Cobresal , Huachipato, O´higgins y Everton. Los grandes de la tercera jornada de fútbol chileno.
Salvador López E.