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Muchas veces para categorizar al fútbol chileno, en el rendimiento de los equipos nacionales, el concepto de irregularidad asoma como el adecuado. Cuando pensamos que Puerto Montt se afirmaría en el liderato del Clausura con buen fútbol y efectividad, dos derrotas consecutivas abortaron el augurio. Lo mismo corre para Everton, Palestino y Cobresal, que a pesar de los intentos, su fútbol queda en eso, fugaces expectativas de ver caras nuevas en un fútbol súper conocido. Y por más que busquemos argumentos por des - centralizar la pelea o entregar oportunidades a los más débiles, avanza el fixture y queda de manifiesto que es muy difícil escapar al instinto.
Lo de los equipos grandes confirma la regla general en un fútbol irregular. Un errático comienzo que de avanzar el torneo queda sólo en un accidente. El inicio sólo se explica por la falta de adaptación de los refuerzos, a la competencia y a la motivación de las 19 fechas.
¿Y la U? El caso de la Universidad de Chile parece lo más sorprendente por doloroso que parezca. Más allá del estado de quiebra, cómo no preguntarse porqué el disímil rendimiento de algunos futbolistas y el técnico, entre un torneo y otro. El porqué de la falta de convicción en un par de meses y la necesidad imperiosa de encontrar un pater familia dentro de la cancha, con nombre recurrente: Marcelo Salas. Y a pesar de los primeros 20 minutos en la Serena, que vaticinaban la importancia del Matador en la cancha ¿porqué no mantuvieron la tendencia? Falta de convicción, rebeldía de sus representantes, desidia de sus miembros, quién sabe...
El caso de la Universidad de Chile está para consultar al psicólogo. ¿Los síntomas? Los futbolistas azules parecen no abstraerse del entorno, y peor aún, la U tiene dudas existenciales. No sabe si sobrevivirá a este momento o será un romántico recuerdo.
Terminada la sexta fecha del Clausura, salvo honrosas excepciones, se mantiene la disposición: Los equipos grandes pelean por los puestos de avanzada y los chicos tratan de llamar la atención en un fútbol conocido.
SALVADOR LÓPEZ E.
